Señor del Milagro,
Cristo Redentor,
Del Pueblo de Salta
no apartes tu amor
Más torpes las almas
No correspondieron
La dulce demanda,
Y en olvido ingrato
Dejaron tu imagen
Por un siglo entero.
Y al fin comprendiendo
Tu llamado extremo
A tus pies llevaron
Su arrepentimiento:
Llanto y penitencia,
Contrición y ruegos.
Y ante el valimiento
De la intercesora
Tu misericordia
Se mostro al momento
Suspendió el castigo
Y aplacó el sinietro.
Que es segura dicha
De su amor el premio
Porque desde entonces
Por siempre sabemos
¡Que somos tuyos,
Y que tu eres nuestro!.
Tras Largos caminos
Que amparo el milagro,
Por mares y montes,
Llegaste a este suelo,
Con tu amor buscando
El amor de un pueblo.
El duro reclamo
Llegó justiciero
Sacudir conciencias
Sacudiendo el suelo;
Y hubo terremotos,
Y aflicción, y duelo…
Abierta en las almas
Claridad del cielo
Van pasando siglos,
y crece con ellos
la fe con que amante
te adora este pueblo.